Anteriormente,
en el apartado de huerto, hemos hablado de la evolución del huerto y
el origen, y la historia del huerto urbano y de sus múltiples
beneficios. En esta entrada continuaremos bajo la pregunta: ¿cuál
es la mejor alternativa de huerto urbano si queremos que este
esté
sujeto bajo los principios de sostenibilidad?
El
huerto es un espacio que nos permite ponernos en contacto con la
naturaleza. ¿Y
qué
mejor manera que crear un huerto ecológico ?
En
la actual agricultura convencional dominan los márgenes de
producción, es
la época
del “desarrollo a toda costa”, del rendimiento sin control, sin
mirar en ningún
momento el precio que estamos pagando por ello. Lo que quiere decir
es que estamos sacando dinero de una cuenta en la que nunca
ingresamos nada.
Para
llegar
al
desarrollo a toda costa se
utiliza un
rendimiento sin control, esparciendo
todo
tipo de pesticidas y plaguicidas que suponen una agresión continua a
nuestro planeta Tierra y
a nosotros mismos, ya que somos lo que comemos y estamos ingiriendo
muchas toxinas. Con lo
citado anteriormente,
podemos observar que la
calidad
real del producto está en segundo plano.
Como
podemos observar en el programa de Salvados
muchos agricultores deben tirar gran cantidad de sus productos por
mera estética, ya que lo que prima en este mundo capitalista son los
altos estándares de belleza de los
productos. Precisamente es por ello por lo que se tira una gran
cantidad de productos por no cumplir ciertas características, como
es el tamaño, el color, la forma, el peso, la piel.....etc.
Una de las claúsulas
que existen entre agricultores y los supermercados a los que
suministra es que todo sea igual, que todo sea perfecto, cumpliendo
con la forma esperada por el consumidor. Para
que los productos sean más atractivos
los modifican genéticamente, los maquillan, les sacan brillo, los
enceran, e incluso atraviesan por una cámara de gas.

Hablando
desde un plano global, con
la
creación de huertos ecológicos se podrá
lograr con
el tiempo hacer frente a la
doctrina de la rentabilidad que hablábamos antes, que convierte a
las plantas, a los animales y a las personas en meros números de los
que sacar el máximo beneficio.
El
huerto ecológico, orgánico o biológico es,
por tanto,
un sistema de producción, de explotación agrícola, que
deja
a un lado los productos sintéticos y genéticamente
modificado. Está
basada en la optimización de los recursos naturales. Esta
idea implica una forma distinta de ver la vida, de conectar,
enraizarse,
familiarizarse y
amoldarse
a la
naturaleza,
incluyendo los ritmos de
la misma, (
esto
significa que durante la época de primavera – verano se siembran
especies vegetales que naturalmente se desarrollan en esa estación
del año. Lo
mismo ocurre para el otoño y el invierno).
Afortunadamente,
cada vez son más las personas que dan el paso y deciden hacer algo
para contrarrestar los aportes negativos que, sin quererlo, lanzan
contra el Medio Ambiente y, a su vez, contra ellos mismos.
El
crear
un huerto ecológico resulta
una alternativa sencilla y económica que
aporta enormes beneficios tanto al individuo como a la sociedad en
general. E
incluso infunde un cambio o una transformación social, ya que crea
una conciencia distinta, una preocupación por las agresiones que
causa la agricultura convencional.
El
objetivo de crear un huerto urbano no es el de producción, ya que
ésto queda en un plano secundario, sino
que su fin
es
conseguir una mayor cohesión social entre los hortelanos y el
vecindario
del barrio. Creando
un espacio de unión, de debate, de trabajo en equipo, de encuentro y
de
valores humanos. Su
organización suele ser democrática, y
esto lo
consigue a través de dinámicas
participativas y acción colectiva, contribuyendo a la formación de
red en el barrio donde
se desarrollan sentimientos de apropiación y responsabilidad,
fomentando
valores como por ejemplo: cooperación,
el consenso, el esfuerzo, la organización, la colectividad, el
compromiso, la cohesión vecinal, la solidaridad, ...etc
. Para
su organización se suele organizar
primeramente el grupo que esta dispuesto a sacar a delante el huerto,
y una vez configurado o constituido el grupo humano, este
decide dónde implantarse.
Pueden ser espacios públicos o privados, cedidos por la
administración competente o, en su defecto, un solar ocupado que
estuviera en desuso, activando éste espacio.
Para concluir, otra de las claves que
tenemos que tener en cuenta para que nuestro huerto sea sostenible es
el sistema de riego.
Debemos realizar un uso responsable del agua, aplicando sistemas de riego ahorradores como el riego por goteo o por exudación. Estos sistemas de riego proporcionan el agua que necesitamos para las hortalizas, evitando las pérdidas y controlando mucho mejor la humedad del suelo. La mejor manera de obtener este agua es aprovechando las aguas pluviales o reutilizar las aguas grises. Para el uso de aguas pluviales en el riego de jardines y huertos se pueden incorporar medidas sencillas, basadas en la recogida, mediante depósitos y pequeños estanques de almacenamiento. Incorporar al diseño elementos de este tipo además es una buena medida para enriquecer la biodiversidad de la zona, pues la presencia de agua y vegetación adaptada a ella (juncos, nenúfares...) atrae pájaros e insectos y permite la existencia de ecosistemas más complejos a pequeña escala, que habitualmente no podemos observar en el entorno urbano.
Debemos realizar un uso responsable del agua, aplicando sistemas de riego ahorradores como el riego por goteo o por exudación. Estos sistemas de riego proporcionan el agua que necesitamos para las hortalizas, evitando las pérdidas y controlando mucho mejor la humedad del suelo. La mejor manera de obtener este agua es aprovechando las aguas pluviales o reutilizar las aguas grises. Para el uso de aguas pluviales en el riego de jardines y huertos se pueden incorporar medidas sencillas, basadas en la recogida, mediante depósitos y pequeños estanques de almacenamiento. Incorporar al diseño elementos de este tipo además es una buena medida para enriquecer la biodiversidad de la zona, pues la presencia de agua y vegetación adaptada a ella (juncos, nenúfares...) atrae pájaros e insectos y permite la existencia de ecosistemas más complejos a pequeña escala, que habitualmente no podemos observar en el entorno urbano.
ALICIA CAMPAÑA SIERRA
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