Dicho esto, podré proseguir con la entrada anunciando lo siguiente: no me creo la autogestión. Mejor dicho, no me creo la autogestión pura, la que hace referencia a una separación del sistema capitalista como modo de vida. Podría puntualizar que más que no creerme la idea de autogestión pura, no me creo la posibilidad de hacer que esta deje de ser una utopía.
Obviamente, respecto a todo lo hablado en el blog, hay formas de autogestión a pequeña escala que sí son viables, en puntos concretos y en hechos concretos, pero, que a pesar de esa concreción, no plasman, ni a pequeña escala, una separación completa del sistema capitalista actual.
Hago referencia al sistema capitalista actual, porque este blog empezó con la idea de la autogestión como una alternativa de vida (de ahí el nombre inicial de éste). No puedo hablar de una manera sincera de una alternativa de vida, sino de un complemento a la vida actual y a su ritmo de vida.
Antes de exponer mis motivos por esta falta de credulidad respecto a la idea completa de autogestión, o la idea más "extrema", he de decir, que me hubiese gustado tener un respaldo documental y un respaldo bibliográfico acerca de por qué no es viable, en un mundo globalizado y capitalista, como es el actual, la autogestión. Pero este hecho me ha sido imposible, puesto que por mucho que he buscado, no he encontrado un por qué no, en cambio, si he encontrado muchos por qué sí. Esto me ha hecho replantearme mi crítica, quizá, lo más probable, es que la equivocada sea yo, pero aún así seguiré exponiendo mis motivos.
Para seguir dando suspense al asunto, y dado que hila con la parte anterior, tendré que decir que lo plasmado en los muchos por qué sí es algo precioso, son iniciativas propias de halagos y reconocimiento. Son alternativas increíbles y muy buenas para contribuir a algo que necesitamos contribuir, que es medio ambiente, su protección y sostenibilidad. Cosas racionales, como no seguir ahogados por un patrón que nos explota, por una casta de políticos que nos ahoga y nos mangonea. Y me he dado cuenta de que me acerco al anarquismo actual, a una idea confundida del anarquismo inicial, me he dado cuenta de que lo que la idea de autogestión pide en esos por qué si es liberar al pueblo del yugo del poder, simplemente enfocado desde una idea más bonita, pero también más populista. Con esto he de decir, que en mis palabras también podemos encontrar eso que yo llamo "populismo barato", puesto que de cualquiera se puede sacar.
Debido al populismo barato al que me refiero, tanto por la parte que apoya la autogestión, como la parte que lo niega (poca parte por lo que veo), yo a esta parte que les apoya les planteo las siguientes cuestiones; ¿sois vosotros los mismo que a la vez que alegáis una autogestión, que se basa en la idea principal de que hay que conseguir un mundo mejor y más solidario, lleváis móviles de última generación, compráis altas marcas (y no hablo solo de ropa, sino alta marcas de comida, porque... no es lo mismo Coca-Cola que Cola marca Día, ¿verdad?), coméis en restaurantes que desprotegen la salud medioambiental y un montón de contradicciones respecto de lo que pedís y lo que realmente hacéis? ¿Sois vosotros los mismos que creéis en una idea de progreso del tercer mundo sin dejar de tener una vida cómoda como la que tenéis actualmente? Y es que hay que entender, que el mundo no es solo lo que tenemos delante, sino que el mundo va mucho más allá de lo que nuestros ojos alcanzan a ver, y empieza mucho más dentro de lo que creemos tener, la culpa empieza por uno mismo.
Hecha esta reflexión, empezaré con mis motivos, que en pequeñas pinceladas, han estado marcados por todo el texto anterior. No es posible crear tu propio huerto sin una pizca de capitalismo, no es posible crear todos tus materiales, no es posible no depender del mercado, y esto es así, es algo que hemos creado durante decenas de años y que es importante admitir. ¿Una pala la consigues sin haber sido antes comprada? Los tablones de madera, las semillas, incluso hasta el agua recogida de la lluvia mediante un plástico son parte de interacción con el mercado. Incluso el libro de Henry Thoreau (mi compañera Sara ha hecho una entrada sobre su obra y una explicación de quién es), "Walden", se plasma una idea, que en el siglo XIX, podría ser viable, pero que a día de hoy hay que admitir que no lo es. Este autor plantea que quiere alejarse del sistema y para ello se va a vivir a un monte perdido, alejado de la sociedad que se estaba construyendo en su época. Pero es que eso, afortunada o desgraciadamente, hoy no es posible. No hay campo sin ser vigilado, no hay terreno que pertenezca a nadie, al menos en las fronteras de España y el primer mundo, no se puede vivir de la naturaleza, porque esta es propiedad de alguien, sí, así de duro, y ese es uno de los precios que tenemos que pagar por cosas como la tecnología que yo estoy utilizando para escribir esta idea. Muchos criticaran esta idea, y abogaran que si tu te pierdes en medio del bosque y te haces tu casa nadie tiene porqué descubrirte. Y eso es así, durante unos meses, pero tu durante toda tu vida es muy posible, con altas probabilidades, que seas descubierto. A pesar de ello, es cierto que hay grandes casos en los que no se sabe cuanta gente vive en los pueblos de un bosque perdido de no sé donde. Es cierto, pero si quisiéramos, lo podríamos averiguar, y aún así, la idea masiva de hacer esto, de plantearte una vida alejada de la sociedad actual, sería imposible, porque quizá uno no se note, pero decenas de personas perdidas en el bosque sí que se notan, y el bosque, como ya hemos reflexionado antes, no es tuyo, y lo que no es tuyo, tienes que pagarlo o desprenderte de ello. Y esto es una parte más del precio que tenemos que pagar por tener un iPhone, beber Coca-Cola o tener una casa propia.
Y así podría seguir con un montón de ejemplos, pero el que más me ha llamado la atención es una noticia reciente, y es que, están gastando millones de euros en poner cobertura en el África más profunda. Y entonces es aquí donde me doy cuenta de que quizá no esté tan equivocada como he creído estar al leer los por qué sí. Esto es el ejemplo culmen de porque no creo en un mundo idílico donde se cambie una hora de mi tiempo por el tuyo, porque la frutera, no me va a dar manzanas por un masaje, así, no alimenta a sus hijos. Porque no me creo el turismo sostenible, puesto que es más caro hacerlo que un turismo tradicional y lleno de faltas de respeto contra el medio ambiente. Porque no me creo que importe la vida del planeta, si accedemos a un Mundial de fútbol en una ciudad donde estamos quitando a gente, no de sus casas, sino de sus chabolas, para poder acomodar al primer mundo a un entretenimiento pasajero, y hacemos más por ese entretenimiento pasajero que por la pobreza que en ese mismo país se sufre todos los días. Porque no me creo cosas, porque no me creo la bondad del ser humano como colectivo, y porque aunque no sea debido a algo elegido, sino a algo que nos ha tocado, no podemos salirnos del sistema en el que nos hemos inmerso.
Beatriz Rivas Hernández
2º Trabajo Social.- D2